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JOSÉ M. DOMÍNGUEZ (Ver desde web de ABC) |
Sin fútbol, sin ideas, sin argumentos... Sin alma, al
menos, sobre el césped. Porque la de la grada por sí sola no puede hacer
más. Las más de 16.000 gargantas que animaron al Córdoba ayudan, pero
no firmarán el gol de una primera victoria que se le ha atragantado a
los blanquiverdes. Ocho jornadas sin ganar.
Y sumando. Contra el Málaga, el equipo quedó al desnudo. Ghilas
maquilló un marcador, que bien pudo reflejar una goleada de escándalo.
¿Cuáles son las virtudes del Córdoba? El Arcángel tuvo
tiempo de hacerse ésta y otras muchas preguntas durante un primer tiempo
infame. Costaba encontrar una respuesta. En cambio, sí que encontró una
debilidad el Málaga en su oponente. La pareja de centrales elegida por Ferrer
-Pantic pagó los platos rotos de Getafe- sufrió lo indecible para
defender los balones a la espalda con los que les puso a prueba una y
otra vez el centro del campo costasoleño.
De poco sirvió que la grada apretase desde el inicio, que
agradeciese cada tímido acercamiento de los suyos sobre el área de
Kameni. El público se agarraba a lo que podía: una carrera de Ghilas,
una exquisitez estéril de Cartabia, un córner. Cualquier detalle
encendía al respetable. Nadie quiso ver que el juego era nulo.
Nunca pasó apuros la zaga malaguista. No debieron esperar
un partido tan plácido los pupilos de Xabi Gracia, que sintieron el
confort muy pronto también en el marcador. Después de que Juanmi gozase
de dos ocasiones clarísimas, fue Samuel quien logró el 0-1,
por supuesto, tras aprovechar el espacio que no supieron blindar
durante toda la noche la defensa califal y su portero Juan Carlos. El
guardameta, en una salida desesperada, cometería penalti poco después
sobre Juanmi, que había vuelto a explotar el hueco maldito, zona
catastrófica. El árbitro perdonó la roja al guardameta, pero Amrabat no
tuvo piedad desde los once metros.
Lo peor era que las preguntas rondaban para aquel entonces
hasta las cabezas de niños que nunca antes habían asistido a un partido
de fútbol. «¿Kameni es bueno?», preguntaban a sus padres. No lo sabían
porque el Córdoba no tiró entre los tres palos.
Al filo del descanso, Ghilas estuvo cerca de poner a prueba al arquero
camerunés, pero se adornó en exceso tras un recorte genial en el área
pequeña y Weligton despejó a córner. Fuese lo que fuese lo que intentó
Ferrer en el primer tiempo, no servía.
El ajedrecista Frank Marshall dijo que «tener un mal plan
era mejor que no tener ninguno».Empeorar la imagen resultaba imposible
para los califales, así que Ferrer dio entrada a Xisco, dibujó un 4-4-2
y pidió a los suyos el plan más básico. A falta de juego, presencia
arriba. Pero tampoco surtió efecto. En cambio, Amrabat y compañía seguía
campando a sus anchas en la pradera que se encontraban por delante cada
vez que cualquier compañero les enviaba una pelota larga.
El Málaga perdonó el 0-3 y el choque llegó con algo de
emoción al tramo final. Xisco pifió un remate que debió convertir en una
montaña rusa los diez últimos minutos. Quizá el error del balear libró a
los costasoleños de recibir el empate. Ghilas marcó
en el 94 para que el marcador pudiese llevar a alguien a engaño, pero
el colegiado no permitió ni el saque de centro. Pitada general y apuros
para Ferrer.
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